Desde finales del año pasado y en gran medida como reacción al clima extraño (o mal clima, directamente) que hay en el sector de la ilustración (uso de IAs generativas, malas praxis en las convocatorias de concursos, un sector editorial que obtiene récords de beneficios mientras los autores apenas subsisten…) me puse de nuevo a realizar collages en papel. Me sirve de válvula de escape y de reencontrarme con la materia, con el error, con la improvisación y con la intuición. Lo que más me gusta es recopilar todo papel que cae en mis manos de cualquier viaje que haga (o de viajes de otra gente) y que puede resultar interesante para crear collages con ellos. Así que me sumerjo en papeles viejos, tramas mecánicas, letraset, pigmentos, acuarelas, grafito y todo lo que pueda serme de utilidad.
El re-encontrarme con una manera de trabajar no planificada hace que me sienta como una especie de equilibrista.
En cualquier momento, lo que estoy haciendo se puede ir al traste. Y esto, en vez de estresarme o agobiarme, me tranquiliza profundamente. Porque lo importante no es y nunca ha sido el resultado. Es el proceso, es todo ese engranaje mental que se activa cuando estás componiendo y creando. Me pasa algo similar cuando hago música. Me abstraigo porque solo existe lo que estoy haciendo y lo que estoy manipulando, independientemente del resultado.
A toda esta colección de collages la voy llamando «Suite nº2» porque hice una serie limitada hace tiempo titulada «Suite nº1» que llegué a exponer y que actualmente ya está agotada.
En mi portfolio voy subiendo las obras que voy haciendo.
Si te interesa alguna no dudes en contactar conmigo para adquirirla.