Perdí audición tras un accidente. Caí con la bicicleta una mañana soleada con tan mala que di con el oído contra el suelo. Recuerdo perfectamente aquel crujido y luego un intenso pitido, como una estática aguda, muy parecido al que escuchas tras un concierto a gran volumen.
Fui al médico y me confirmó, tras una audiometría, la pérdida de más de un 30% de audición en el oído derecho. También que ese pitido me acompañaría siempre y que mientras me dejara dormir, debía acostumbrarme a él.
El pitido es cierto que me dejaba dormir.
Lo que me preocupaba más era lo otro. Desde aquel accidente, además del pitido, comencé a escuchar una voz en mi cabeza. En un principio no era más que un mero susurro, pero esta voz fue ganando en claridad, volumen y también autoridad. Y me dice cosas horribles, constantemente. Y no puedo pararlo. No calla nunca y cada vez es más impertinente y desagradable.
Es esto lo que en realidad no me deja conciliar el sueño. Literalmente no me permite dormir.
No lo hará hasta que haga todo lo que me pide.