Mientras escribo suena Little Wonder de David Bowie
Hola;
Espero que estés muy bien o por lo menos mejor que hace dos semanas. Por mi parte, el estrés post concierto de hace dos semanas con Niña de Fuego (espectacular en cuanto ambiente, un público entregado apabullante como nunca he tenido... y un sonido mejorable, honestamente) me pasó factura y mis defensas han amenazado con una huelga pidiendo mejora de sus condiciones laborales. Así que en esas estoy, intentando tomarme las cosas con algo de más calma (no siempre sale bien).
Tomarse las cosas con calma. Hagamos un punto y aparte aquí.
Complicado, ¿eh? Porque nos diseñamos la vida para evitar hacerlo. Al menos es mi caso. Es una especie de eterna huída hacia adelante. Hablo con cualquiera y lo más recurrente es que me responda a un «¿cómo vas?» con un «de puto culo» o «no me da la vida». Yo el primero. No nos da la vida a nadie, en mayor o menor medida. No paramos de correr, pero…
¿Hacia dónde?
No lo sé y tampoco sé si alguien lo sabe.
El otro día, tomando una cerveza con Fran Hernandez, este se preguntaba si era posible en estos momentos tener un trabajo de calidad (calidad entendida como tener una buena conciliación con vida personal, espacio para no saturarse y un ambiente sano) en este sistema de mierda en el que estamos absorbidos llamado neoliberalismo. Y la respuesta es que no, porque es todo vorágine, prisas e ir de puto culo. Pero no sabemos a dónde, ni tampoco para qué. La trampa de un sistema basado en la expansión exponencial de lo que sea. Más rápido, más eficaz, más barato, más grande, más caro, más alto. Tengo clarísimo que la monumental crisis moral en la que estamos sumergidos pero de la que no somos conscientes en su plenitud (las crisis que no atacan directamente al bolsillo parece que son más fáciles de tolerar) tiene como causa la falta de empatía, debido a la potenciación de un individualismo extremo por parte de este sistema. Al grito de sálvese quien pueda. Y en todo esto, el bien común se queda por el camino. Potenciamos la autoexigencia, la autoexplotación porque, por supuesto, si no conseguimos más es porque no nos hemos esforzado lo suficiente. El mayor triunfo de este sistema es hacernos creer que todo es responsabilidad nuestra.
Personalmente estoy hasta los cojones de todo esto.
Que le jodan al sistema.
Que gusto da decirlo. Dilo tú también, y si puede ser, en voz alta. Puede que esto no cambie absolutamente nada*, pero, no se tú, yo noto un poco de alivio al verbalizarlo. Algo es.
Y mañana seguiremos, como ayer y hoy, actuando en el papel de Sísifo.
También hay que decir que cierta angustia sobre este tema no es nueva, y este magistral diálogo da fe de ello.
Vale, tras este momento antisistema**, vamos a retomar nuestra taza de café y a evadirnos un poco.
*A lo mejor es que no depende de nosotros y lo único que podemos hacer es cogernos de la mano, apretar los dientes y esperar que el sumidero no nos trague del todo. O al menos, no todavía. Y puede ser, de todas maneras, que aunque no podamos cambiar el mundo sí podamos hacerlo un poco a nosotr@s mism@s. Así que hay que decir más lo de "que se joda el sistema". Igual de repetirlo nos lo llegamos a creer.
** Eso no existe, no se puede escapar, incluso lo contestatario está dentro del sistema, y si escapas es a costa de una total precariedad, marginalidad e invisibilidad. |