Mientras escribo suena Fade Away de Pyrit.
Hola;
Espero que estés bien, muy bien o, al menos, mejor que desde mi última carta.
Es muy complicado, una vez más, levantarse por las mañanas sin tener una sensación de miedo en el cuerpo.
Abro las páginas de noticias como el que abre un paquete bomba (y eso que intento desde hace tiempo no sobreinformarme).
Con este clima, es normal que me cueste mucho encontrar algo que contarte que no suene catastrofista o alarmista. Se me hace incluso complicado hablar del futuro o hacer planes para más allá del verano. Y por un lado, hablarte de ello me parece redundante y por otra, obviarlo me parece algo parecido a meter la cabeza bajo tierra.
Pero también hay una tercera vía, la que ilustra este brillante sketch (por favor, míralo, que es muy breve).
Aunque desde el principio, mi motivación con estas cartas era contarte mis cosas y lo que me pasaba por la cabeza, no quiero que se conviertan en canalización total de ansiedades.
Cierto es que toda esta situación de inestabilidad me ha despertado por un lado cierta actitud nihilista (un poco más de lo habitual), descreída, apática e incluso cínica que intento que no me domine.
Lo intento contrarrestar con una apreciación más consciente del momento presente. Nunca hubo nada más que el ahora, pero es precisamente en este momento, mientras el mundo baila en una cuerda floja sin una red de seguridad bajo nosotros, cuando más necesario veo disfrutar el momento presente e inmediato. Por si no hay mañana.
Mi preocupación por el futuro ha decaído drásticamente. Alguna vez lo he comentado, nos hemos convertido en el meme del perrito en medio de la casa ardiendo tomando un café y diciendo "This is fine".
En un momento en el que cruzarse de brazos en vez de ser productivo se ha convertido en una postura antisistema, disfrutar de un café humeante mientras escuchas un disco con tus cascos también se ha convertido en un micro-movimiento contestatario.
Así que esta carta la enfocaré más a las recomendaciones, si te parece bien. |